¡ MENTIRA!
Creí
que todo lo curaba el tiempo,
pero
veo,
Que el
tiempo o cura nada;
Porque
cada minuto que pasa
me
sangra más la herida
y me
duele más el alma.
Creí
que todo lo borraba el tiempo,
pero
veo,
que el
tiempo o borra nada;
porque
cada segundo que pasa
se
recalca más e mi memoria
los
momentos de la infancia,
cuando
todo era color de rosa y aún no había nacido la esperanza.
¿Qué
todo lo cura el tiempo?
¡mentira!
que el
tiempo no cura nada.
El
tiempo poco a poco nos mata,
y después… después nos lleva el agua.
El
ABUELO POETA.
Seducido
por un capricho pueril
de sus
noventa años,
el
abuelo,
quiere
ser poeta,
y
camina todas las tardes
por el
paseo del parque
pisando
con pasos perdidos
escarcha
de hojarasca
de
olvidadas primaveras.
Y
sentado en la frialdad
de un
banco de piedra,
saca de
un bolsillo imaginario
la
inexistencia de un libro de poemas.
Y se
los recita
a los
olmos desnudos
y a las
rosas secas,
a los pájaros
ateridos
y a las
palomas hambrientas.
Y dice
así,
con las
manos vacías
y llena
de poesía la cabeza:
¡Callad!
Árboles frondosos,
y
escuchad las voces de un viejo
en
desiertos de luna llena.
¡Callad!
Flores hermosas,
y
escuchad las voces de un viejo
en
desiertos de luna llena.
¡Callad!
aves amigas,
y
escuchad los latidos de mi corazón
en el
canto silencioso
de los
versos de un poema.
PEQUEÑAS
COSAS.
¡Cómo se
me alegra el alma!
cuando
el campo se viste de verde
y
camino bajo la lluvia
oliendo
a tierra mojada.
Cuando
la abeja se posa en lo rosa,
cuando
la mariposa es todo color,
cuando
el pajarillo pía en la rama.
¡Cómo se
me alegra el alma!
cuando
elevo la mirada al cielo
y el
agua fina de una nube pasajera
cae
sobre mi cara.
Cuando
al rosal está en flor,
cuando
ríe el sauce,
cuando
croa la rana.
¡Cómo se
me alegra el alma!
cuando
en las manos tengo
el
frescor de una mañana de abril,
y en la
boca,
la
sonrisa de una primavera temprana.
Cuando
duerme la noche,
cuando
despierta la vida,
cuando
despunta el alba.
¡Cómo se
me alegra el alma!
cuando
en pie,
sobre
la arena de la playa,
veo en
el horizonte
cómo se
pone el sol
entre
el cielo y el agua.
Cuando
nace un poema,
cuando
arrulla una paloma,
SI YO ME VOY
Si yo me voy,
no me busques en la tierra
ni en el cielo.
No me busques en desiertos perdidos
ni océanos interminables.
No me busques en las estrellas
ni en los espacios siderales
que el universo es muy grande.
Búscame mucho más cerca..
en tu corazón,
y si no me encuentras,
es que no estoy en ninguna parte.
NACE EL POEMA
Si la palaabra viva
brota de la fuente serena
y la letra es agua fresca,
nace el poema.
Nace el poema
si el alegre jilguero trina
y la elocuente pluma
no tiene la tinta seca.
Si la esperanza perdida
tiene rota la cuerda de la cometa
y el alma caída no se eleva,
nace el poema.
Nace el poema
si la hermosa flor se marchita
cuando apenas cumpllio una Primavera.
Si no vuela una golondrina
porque nace inerte
y entre toque y toque de campanas
gime una queja,
nace el poema.
Nace el poema
si en el pensamiento estéril
germinan los fonemas
y florecen los versos
sobre las hojas muertas.
LA VIDA.
La vida,
¿ese camino de rosas
o esa vereda de espinas?
¿ esa valle de lágrimas
o esa llanura de risas?
¿Qué es la vida?
Sea lo que sea,
la vida,
no es otra cosa
más que el espacio de tiempo
que existe entre el repique
y el doblar de una campana,
…un breve escrito entre paréntesis
en el infinito de un texto,
…un corto tic-tac
entre dos tiempos muertos.
La vida,
no es otra cosa
más que un efímero suspiro del viento
en la eternidad del silencio.
EL ESPEJO.
El espejo habla con la luz del día
y con la oscuridad de la noche calla.
El espejo tiene los sentidos cambiados,
no tiene boca sino reflejos,
no habla con voces sino con silencios,
no le dice al oído nada sino a la mirada.
El espejo sólo dice,
para quien quiera escucharlo,
que es nunca miente,
que es el tiempo que no perdona el embustero,
que en lugar de ir de menos a más,
va de más a menos.
El espejo le dice al niño
no el tiempo que tiene sino el que le queda;
y al viejo,
no el que le queda sino el que tiene.
El espejo habla con la luz del día
y con la oscuridad de la noche calla.
Y no entiende de tiempo pasado ni futuro,
sino sólo del presente.
NO SÉ SI VALE LA PENA.
No sé si vale la pena
ponerse a escuchar
el alegre cantar de
agua,
si ya hace mucho
tiempo
que la fuente se quedó seca.
No sé si vale la pena
esperar que brote la flor
en las inclemencias del pleno otoño,
cuando ya se quedó tan atrás la primavera.
No sé si vale la pena
sentarse pacientemente
y esperar en la orilla del río,
que el agua pasada vuelva.
No sé si vale la pena
mancillar el inmaculado silencio
de una hoja de papel,
con las tristes palabras
de un herido poema.
No sé si vale la pena
llorar sin cesar,
a lágrima viva,
hasta que la humedad del llanto,
cale la dureza de la piedra…
No sé si vale la pena.
SI YO PUDIERA.
¡AY!
Si yo pudiera…
Si yo pudiera hacer del otoño de la pluma
pincel de primavera,
y cálido lienzo de alegría
de frío papel de tristeza.
¡AY!
Si yo pudiera…
Si yo pudiera pintar de rojo óleo
la tinta negra,
y transformar en tiernos pétalos
la dureza de las letras.
¡AY!
Si yo pudiera…
Si yo pudiera hacer de la línea de cada verso
la bella corola de una flor,
y un hermoso ramo de rosas
con las estrofas de un poema.
¡AY!
Alegre rosa.
Tú,
que te dibujas
sobre albas de primaveras
y sonrisas de auroras.
Tú,
que eres algarabía para el pájaro
y zureo para la paloma.
Tú,
que eres la reina de la belleza
la princesa del color
y la dama del aroma,
dime,
por qué eres tan efímera,
por qué tu vida dura poco más que un suspiro,
por qué a medio poema te deshojas.
¡AY!
Alegre rosa,
dime,
por qué en atardeceres de otoño
los tristes crisantemos cubren tus hojas,
y te quedas dormida bajo el oscuro ocaso
de infinitas sombras.
A LA MUJER
A
ti,
mujer,
que
levantas tímida la voz
de
tu corazón cautivo,
pidiendo
igualdad
en
un mundo masculino.
A
ti,
mujer,
que
con paso corto,
vulnerable,
inerme,
sin
escudo,
vas
rompiendo el temeroso silencio
y
liberándote del pesado yugo.
A
ti,
mujer,
que
desde que naces,
luchas
por conseguir abrir
la
puerta de la igualdad,
que
cerró para ti
la
injusta sociedad.
A
ti,
mujer,
que
con el martillo reivindicativo de tu voz
desde
que el mundo es mundo,
no
dejas de golpear
los
eslabones de la cadena,
que
te hacen desigual.
A
ti,
mujer,
que
caminas
por
la misma senda
del
poeta:
él,
verso a verso,
tú,
golpe a golpe,
pero
los dos
con
igual motivo…
él,
haciendo,
tú,
“Abriendo caminos”.
EN
EL CORAZÓN
Tengo
en el corazón
los
versos de un poema
y
en el alma,
la
letra de una canción.
A
los vocablos les cuesta,
les
cuesta mucho salir,
con
las puertas cerradas,
y
las ventanas sin abrir.
La
voz de la canción lucha,
lucha
con todas sus fuerzas,
para
que la puedan escuchar,
por
detrás de las paredes,
por
delante del cristal.
A
los versos,
los
latidos de las vísceras
les
tratan a empujones,
y
estos que salen del pecho
reflejando
en el espejo
sus
inquietudes y emociones.
La
canción no la oye nadie,
ni
se muestra a través del papel,
ni
la trae y la lleva,
la
fuerza del aire.
De
mi corazón salen
los
versos de este poema,
y
de mi alma sale esta canción.
¡Calla!
Y presta atención,
escucha
mi alma con tu alma,
y
mi corazón con tu corazón.