Manuel Paredes Expósito






¡ MENTIRA!

Creí que todo lo curaba el tiempo,
pero veo,
Que el tiempo o cura nada;
Porque cada minuto que pasa
me sangra más la herida
y me duele más el alma.

Creí que todo lo borraba el tiempo,
pero veo,
que el tiempo o borra nada;
porque cada segundo que pasa
se recalca más e mi memoria
los momentos de la infancia,
cuando todo era color de rosa y aún no había nacido la esperanza.

¿Qué todo lo cura el tiempo?
¡mentira!
que el tiempo no cura nada.
El tiempo poco a poco nos mata,
y después después nos lleva el agua.



El ABUELO POETA.

Seducido por un capricho pueril
de sus noventa años,
el abuelo,
quiere ser poeta,
y camina todas las tardes
por el paseo del parque
pisando con pasos perdidos
escarcha de hojarasca
de olvidadas primaveras.

Y sentado en la frialdad
de un banco de piedra,
saca de un bolsillo imaginario
la inexistencia de un libro de poemas.

Y se los recita
a los olmos desnudos
y a las rosas secas,
a los pájaros ateridos
y a las palomas hambrientas.

Y dice así,
con las manos vacías
y llena de poesía la cabeza:
¡Callad! Árboles frondosos,
y escuchad las voces de un viejo
en desiertos de luna llena.

¡Callad! Flores hermosas,
y escuchad las voces de un viejo
en desiertos de luna llena.

¡Callad! aves amigas,
y escuchad los latidos de mi corazón
en el canto silencioso
de los versos de un poema.

   PEQUEÑAS COSAS.

¡Cómo se me alegra el alma!
cuando el campo se viste de verde
y camino bajo la lluvia
oliendo a tierra mojada.
Cuando la abeja se posa en lo rosa,
cuando la mariposa es todo color,
cuando el pajarillo pía en la rama.

¡Cómo se me alegra el alma!
cuando elevo la mirada al cielo
y el agua fina de una nube pasajera
cae sobre mi cara.
Cuando al rosal está en flor,
cuando ríe el sauce,
cuando croa la rana.

¡Cómo se me alegra el alma!
cuando en las manos tengo
el frescor de una mañana de abril,
y en la boca,
la sonrisa de una primavera temprana.
Cuando duerme la noche,
cuando despierta la vida,
cuando despunta el alba.

¡Cómo se me alegra el alma!
cuando en pie,
sobre la arena de la playa,
veo en el horizonte
cómo se pone el sol
entre el cielo y el agua.
Cuando nace un poema,
cuando arrulla una paloma,
cuando ondea una bandera blanca.

SI YO ME VOY
Si yo me voy,
no me busques en la tierra
ni en el cielo.
No me busques en desiertos perdidos
ni océanos interminables.
No me busques en las estrellas
ni en los espacios siderales
que el universo es muy grande.
Búscame mucho más cerca..
en tu corazón, 
y si no me encuentras,
es que no estoy en ninguna parte.

NACE EL POEMA

Si la palaabra viva
brota de la fuente serena
y la letra es agua fresca,
nace el poema.
Nace el poema 
si el alegre jilguero trina
y la elocuente pluma
no tiene la tinta seca.

Si la esperanza perdida
tiene rota la cuerda de la cometa
y el alma caída no se eleva,
nace el poema.
Nace el poema 
si la hermosa flor se marchita
cuando apenas cumpllio una Primavera.

Si no vuela una golondrina
porque nace inerte
y entre toque y toque de campanas
gime una queja,
nace el poema.

Nace el poema
si en el pensamiento estéril
germinan los fonemas
y florecen los versos
sobre las hojas muertas.


LA VIDA.


 La vida,
¿ese camino de rosas
o esa vereda de espinas?
¿ esa valle de lágrimas
o esa llanura de risas?

¿Qué es la vida?

Sea lo que sea,
la vida,
no es otra cosa
más que el espacio de tiempo
que existe entre el repique
y el doblar de una campana,
…un breve escrito entre paréntesis
en el infinito de un texto,
…un corto tic-tac
entre dos tiempos muertos.

La vida,
no es otra cosa
más que un efímero suspiro del viento
en la eternidad del silencio.


EL ESPEJO.

El espejo habla con la luz del día
y con la oscuridad de la noche calla.

El espejo tiene los sentidos cambiados,
no tiene boca sino reflejos,
no habla con voces sino con silencios,
no le dice al oído nada sino a la mirada.

El espejo sólo dice,
para quien quiera escucharlo,
que es nunca miente,
que es el tiempo que no perdona el embustero,
que en lugar de ir de menos a más,
va de más a menos.

El espejo le dice al niño
no el tiempo que tiene sino el que le queda;
y al viejo,
no el que le queda sino el que tiene.

El espejo habla con la luz del día
y con la oscuridad de la noche calla.
Y no entiende de tiempo pasado ni futuro,
sino sólo del presente.




NO SÉ SI VALE LA PENA.


No sé si vale la pena
ponerse a escuchar
el  alegre cantar de agua,
si  ya hace mucho tiempo
que la fuente se quedó seca.

No sé si vale la pena
esperar que brote la flor
en las inclemencias del pleno otoño,
cuando ya se quedó tan atrás la primavera.

No sé si vale la pena
sentarse pacientemente
y esperar en la orilla del río,
que el agua pasada vuelva.

No sé si vale la pena
mancillar el inmaculado silencio
de una hoja de papel,
con las tristes palabras
de un herido poema.

No sé si vale la pena
llorar sin cesar,
a lágrima viva,
hasta que la humedad del llanto,
cale la dureza de la piedra…
No sé si vale la pena.

 
SI YO PUDIERA.

¡AY!
Si yo pudiera…
Si yo pudiera hacer del otoño de la pluma
pincel de primavera,
y cálido lienzo de alegría
de frío papel de tristeza.

¡AY!
Si yo pudiera…
Si yo pudiera pintar de rojo óleo
la tinta negra,
y transformar en tiernos pétalos

la dureza de las letras.

¡AY!
Si yo pudiera…
Si yo pudiera hacer de la línea de cada verso
la bella corola de una flor,
y un hermoso ramo de rosas
con las estrofas de un poema.

¡AY!
Alegre rosa.

Tú,
que te dibujas
sobre albas de primaveras
y sonrisas de auroras.
Tú,
que eres algarabía para el pájaro
y zureo para la paloma.

Tú,
que eres la reina de la belleza
la princesa del color
y la dama del aroma,
dime,
por qué eres tan efímera,
por qué tu vida dura poco más que un suspiro,
por qué a medio poema te deshojas.

¡AY!
Alegre rosa,
dime,
por qué en atardeceres de otoño
los tristes crisantemos cubren tus hojas,
y te quedas dormida bajo el oscuro ocaso
de infinitas sombras.


A LA MUJER

A ti,
mujer,
que levantas tímida la voz
de tu corazón cautivo,
pidiendo igualdad
en un mundo masculino.
A ti,
mujer,
que con paso corto,
vulnerable,
inerme,
sin escudo,
vas rompiendo el temeroso silencio
y liberándote del pesado yugo.
A ti,
mujer,
que desde que naces,
luchas por conseguir abrir
la puerta de la igualdad,
que cerró para ti
la injusta sociedad.
A ti,
mujer,
que con el martillo reivindicativo de tu voz
desde que el mundo es mundo,
no dejas de golpear
los eslabones de la cadena,
que te hacen desigual.
A ti,
mujer,
que caminas
por la misma senda
del poeta:
él, verso a verso,
tú, golpe a golpe,
pero los dos
con igual motivo…
él, haciendo,
tú, “Abriendo caminos”.

EN EL CORAZÓN

Tengo en el corazón
los versos de un poema
y en el alma,
la letra de una canción.

A los vocablos les cuesta,
les cuesta mucho salir,
con las puertas cerradas,
y las ventanas sin abrir.

La voz de la canción lucha,
lucha con todas sus fuerzas,
para que la puedan escuchar,
por detrás de las paredes,
por delante del cristal.

A los versos,
los latidos de las vísceras
les tratan a empujones,
y estos que salen del pecho
reflejando en el espejo
sus inquietudes y emociones.

La canción no la oye nadie,
ni se muestra a través del papel,
ni la trae y la lleva,
la fuerza del aire.

De mi corazón salen
los versos de este poema,
y de mi alma sale esta canción.

¡Calla! Y presta atención,
escucha mi alma con tu alma,
y mi corazón con tu corazón.